Fotografía Chuchi Guerra
viernes, 6 de septiembre de 2013
Exposición
ÁRBOLES
DANZANTES, PÁJAROS TONTINES
¿Por qué esta exposición? ¿Por qué
este título?
Hace unos meses Mª José y yo pasamos, no pocas tardes, compartiendo
desasosiego y hastío en una primavera
lluviosa en la que la ciudad nos abrumaba, hasta el punto de sentirnos,
caminando entre sus calles, como navíos extraviados. Las dos estábamos sumidas en
uno de esos periodos por los que pasamos algunos pintores en los que parece
haber desaparecido todo atisbo de creación y
su lugar lo ocupa un inmenso
vacío de ideas, una especie de parálisis que nos impide continuar.
Sabíamos que teníamos que hacer
algo, pero ni idea de por donde empezar. Nos propusieron exponer en Bodegas
Mento y aceptamos, sin mucha convicción, pero con la certeza de que esto nos
permitiría activar los engranajes oxidados
de nuestra tarea pictórica.
Unos días de julio pasados en la casa intemporal de Marta, la hermana de
Mª José, en la montaña asturiana, aislada por completo de todo vestigio de
civilización, nos proporcionaron la energía renovadora de la tierra y el rencuentro
con nosotras mismas que tanto necesitábamos.
Había que poner un título a la exposición, nos pareció que éste se
ajustaba muy bien a lo que queríamos hacer cada una y, también, a lo que
acabábamos de vivir.
Por mi
parte árboles, danzantes o no, es un
tema recurrente que colea de largo, es más, algunos de los trabajos que
presento en esta exposición los realicé hace ya unos años, otros los esbocé por
la misma época.
Tengo que agradecer a Chuchi Guerra, amigo y gran fotógrafo, su
colaboración como autor de la estupenda foto del cartel anunciador, surgida,
sin estar previsto, en el gallinero de mi casa,
sin su ayuda las cosas habrían sido más complicadas.
Teresa Cortés
2-9-2013
Exposición
ALGUNOS DE LOS CUADROS DE LA EXPOSICIÓN
Árbol danzanteVI
13'5x13'5cm.
Técnica mixta sobre papel
Árbol danzante VII
13'5x13'5cm.
Técnica mixta sobre papel
Árboles I
13'5x13'5cm.
Técnica mixta sobre papel
Árboles II
13'5x13'5cm
Técnica mixta sobre papel
Árbol IV
24x24cm.
Técnica mixta sobre lienzo
Árbol I
37x27cm.
Técnica mixta sobre papel
Fotografía Chuchi Guerra
viernes, 8 de marzo de 2013
Reencuentro con la colipinta de papel maché
La dulzura del crepúsculo difuminando las
últimas luces de aquella tarde otoñal. Se oyen, ya lejanas, las voces de los
excursionistas que, rezagados, se resisten a subir a sus coches y emprender el
camino de regreso a la ciudad, a sus rutinas; exhaustos, con ojos rebosantes de
ocres dorados y andar perezoso; en una
mano las cestas de picnic, la maquina de fotos al hombro.
El
silencio se abre paso modelando contornos y sombras, convocando a las aves para
que acudan a iniciar ese rito que comporta su verbena particular, a alimentar
conversaciones y arrullos amorosos, a componer su singular algarada excitadas
por la proximidad de la noche sabiéndose dueñas de esos parajes, ya
desaparecida la presencia humana.
Aún
me quedo un rato frente a las aguas tranquilas del lago. Aquí, en un pequeño
entrante formado por las caprichosas ramas de un sauce cargadas de siena tostado, asisto
con embeleso a la algarabía de trinos y cantos, penetro su intimidad. Yo
también me resisto al regreso, a lo cotidiano, y me demoro ante esta postrera eclosión festiva que me alivia
y me conmueve.
Un ligero chapoteo en el agua hace que
abra los ojos, pues la exquisita melodía me había transportado a otras
estancias; entre las sombras que avanzan en el declive diurno, surge oscilando,
reflejos de rojo oscuro en la cabeza y el pico flamante de índigo, lo que
parece un ave acuática. No la reconozco enseguida, pero un viraje rápido propinado con sus patas la
sitúa frente a mí; es entonces cuando descubro su costado rayado, el turquesa
profundo descendiendo desde su cuello, su ligereza de cartón piedra, su sinuosa
estructura modelada cuidadosamente por
mis dedos, en un tiempo pasado.
¡Qué de
cielos habrá atravesado!, ¡Qué de aguas cristalinas o lodosas habrá surcado! Me
intereso emocionada por su odisea, por los emplazamientos descubiertos en su
largo periplo, por las gentes contempladas con sus ojos opacos; le inquiero
sobre el estado de su frágil armadura de papel maché, al tiempo que observo
profundas cicatrices de celulosa en su costado, nódulos de fibras desgarradas que, sin
embargo, conservan sorprendentemente la limpidez de su color, ya para siempre
imperecedero.
Y ella, a modo de respuesta, apoya
delicadamente su cabeza sobre mi regazo, con lágrimas esmeralda resbalando desde
sus ojos, en un acto de infinito amor que me hace estremecer hasta lo más
profundo, mitigando de golpe, el pesado bagaje
acumulado en mi corazón a través de los años, mientras que una deliciosa
sensación de paz se extiende poco a poco
por mis venas.
Teresa Cortés
7-2-2013
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