DE AYER ACÁ 1984-2024
El pasado octubre se
cumplieron cuarenta años del Premio Valladolid de Pintura 1984. Gracias a este certamen, para
el que fui seleccionada, y la oportunidad que me brindó de participar en una muestra internacional
que se celebraba en París ―
Et
dans dix ans? en el centro Pierre Cardin de los Campos Elíseos ―, inicié esta andadura pictórica
y creativa, ardua y gratificante a la
vez: incierta, en la que aún sigo
inmersa, y que tanto sentido le continúa aportando a mi vida.
Quiero celebrar,
pues, estos cuarenta años de liturgia con materia y forma, con luz y color; de
experimentación y fracaso; de logros también. Un tiempo pasado amasando
pintura, palpándola, casi digiriéndola. Construir. Destruir. Volver a empezar.
Ver. Volver a mirar. Cuestionarse. Perderse. Dejarse llevar. Escuchar al yo
interior…, en eso consiste.
En esta muestra trato
de ofrecer una visión del desarrollo de un proceso creativo que se ha ido
cociendo a fuego lento, y se me desvela, desde el punto en el que ahora estoy,
como una manera de hacer ecléctica y
circular, tanto temática como formalmente. Ecléctica, por conciliar diferentes
técnicas, diferentes disciplinas, experimentar con ellas y extraer elementos
capaces de formar algo distinto. Circular, por incidir una y otra vez, casi
obsesivamente, en los mismos temas, en el mismo lenguaje pronunciado con otras
palabras.
DE
AYER ACÁ 1984-2024
muestra
una selección de trabajos realizados en este
largo intervalo de tiempo repleto de momentos prolíficos, yermos y de dudas pululando en un
crisol en el que se ha ido fraguando mi trabajo a través de los años. Una de las
obras que expongo es, precisamente: “Sin
Título”, el cuadro (que todavía conservo) con el que comenzó la aventura, y que presenté
en las dos muestras citadas. Representa
una pareja en azules, realizado con las manos. El azul fue mi color
prácticamente exclusivo hasta finales de
los ochenta. He elegido algunas obras de los 90-2000, más
matéricas y del periodo 2014-2024, donde
caracteres, rítmicos unas veces, desacompasados
otras, dan rienda suelta a la gestualidad espontanea de la mano formando paisajes y espacios
inesperados.
Otra parte de la
exposición está compuesta por mi principal ocupación del último lustro: la escultura
con maderas que encuentro (o me
encuentran) y me sugieren figuras o formas a desarrollar. Son piezas de
pequeño formato que representan personajes (en este caso). La mayoría de las
veces desconozco la clase de madera de que se trata, lo importante es que me resulte
agradable a la vista y al tacto. Esta tarea
me ha ayudado a salvar al algún que otro momento de esterilidad y vacío pictórico, aportándome serenidad y pericia
con las manos.
Por último presento
tres cuadernos o libros de artista, dos inéditos: Diario en Imágenes y Dessins,
y otro auto editado en 2018: Aceras.
Diario en Imágenes está a caballo entre dos siglos (como el planteamiento
de esta exposición); muestra pinturas
que han servido de apunte para alguna obra más grande, lo comencé en julio de
1996 y lo finalicé en 2016 (podría ser más bien anuario, en vez de diario, por
su duración en el tiempo), evidentemente quedaría relegado en algún cajón por
un tiempo, mientras acometía otros proyectos como Dessins (Dibujos) de 2010, con texto en francés, dibujos y collage;
está dividido en cuatro apartados: L’Homme atletique, Couple , Á l’intérieur y La Voix
qui nous parle. (El Hombre atlético, Pareja, Dentro, La Voz que nos habla). El tercero, Aceras, está dedicado a las
aceras de mi calle; contiene trece pinturas realizadas con pigmentos minerales y unos poemas.
Para finalizar,
quiero dedicar esta exposición a los numerosos amigos desaparecidos en estos últimos
años, en especial a Francisco Casado, a Maite Velasco y a José María Rodríguez.
Teresa Cortés