"Escucha con atención tus voces interiores. Debes considerar sagrada toda emoción pura de tu alma, pues
a la hora de la inspiración, se encarna bajo una forma
plástica"
(Caspar David Friedrich,
1774-1840)
Como otras manifestaciones del
hacer humano, el Arte da buena cuenta de
los parámetros por los que se rige la
sociedad en la que estamos inmersos. Lo autentico, lo genuino, lo individual
parecen haber quedado relegados en una maleta exhalando un cierto aroma a
naftalina.
Vivimos en un mundo en el que se
crean constantemente necesidades ficticias ejercidas por oportunistas que
detentan poder y capital; existe una inequívoca
tendencia al formateo, a la uniformidad,
a la palabra única, a la imagen única, que ha dado lugar a una colectividad de
adocenados sin ningún tipo de criterios ni valores.
En este recién estrenado siglo
XXI lo que prima es la expresión del mal gusto, la banalidad en cualquier
ámbito de la vida, la dictadura de la mediocridad; el placer por el trabajo
bien hecho y el esfuerzo por conseguir un fin, no están de moda, por el
contrario se premia el exhibicionismo, la fatuidad, la ausencia de talento y se
denomina “artista”, a aquel que sustituye ingenio y lucidez por exhibicionismo
provocador de tres al cuarto.
Os dejo un artículo y un vídeo que dan buena cuenta de ello; que sirvan, al menos, para hacernos conscientes del
panorama que nos rodea.
“Mediocridad.—Pretender que el talento, la disciplina y la
técnica en el arte son cosas del pasado es tratar de imponer la mediocridad
como signo de distinción de nuestra época. La “democracia del arte” y “la
muerte de la tiranía del genio” son la dictadura de los mediocres. Hoy existen
artistas completos, que trabajan en su obra, desarrollando e investigando en la
constante revolución de la pintura, la escultura y el grabado, que se ven
marginados para que la falta de talento y la mediocridad tenga “derecho a
crear”. El imperio de gente sin obra, que designa sus orines como arte, se ha
apropiado de las galerías y los museos, amparados por curadores y críticos que lo
explican y lo aplauden, convirtiendo el arte en una trama especulativa, en un
negocio vulgar. Son libres de hacer con su detritus, con la basura que
recolectan y con su pose de artistas lo que quieran, pero rebajar el nivel del
arte al capricho de los mediocres es otra cosa.”
Reflexiones sobre Arte ContemporáneoAvelina Lésper Crítica de
arte mejicana